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La semántica del mecanismo de recuperación y resiliencia

Rui Viana Pereira, 14/02/2022
(Esta es una traducción automática. Puede contener errores o malentendidos. La versión exacta es la del portugués.)

La lexicometría puede ayudar a identificar los conceptos dominantes del MRR, los temas ausentes en él y la forma en que los poderes públicos construyen una semántica capaz de ocultar los intereses de las clases dominantes en la crisis actual.1 En esta disertación dejamos algunas pistas sobre el interés del análisis semántico de las directivas europeas para la comprensión de sus objetivos políticos.

Figura 1: Árbol de co-ocurrencia de los conceptos expresados en el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en su version portuguesa. (Todavía no hemos podido hacer el mismo análisis para la versión española del texto.)
El tamaño de las letras de cada palabra es proporcional al número de veces que aparece en el texto. Las palabras están organizadas gráficamente por su proximidad en la construcción de las frases (co-ocurrencia) y el grosor de las ramas que las conectan refleja su grado de interconexión significativa (haga clic en la imagen para ampliarla). En esta infografía es especialmente llamativo el hecho de que todo gira en torno al concepto de «deber».

Los defensores de los intereses del Capital recurren sistemáticamente a dos grandes armas para debilitar la lucha de los explotados: las maniobras de división y las maniobras semánticas. A estas dos, se suma el uso de maniobras represivas (algunas sutiles, otras cruentas), que definen la génesis del propio Estado y se utilizan como último recurso, cuando todo lo demás falla.

La primera de estas armas, el divisionismo, es bien conocida, aunque sea difícil de anular. Para evitar que el minúsculo 1% privilegiado choque frontalmente con el 99% de los miserables, se enfrenta a los trabajadores sedentarios con los inmigrantes, a los hombres con las mujeres, a los ocupados con los parados, a los jóvenes recién llegados al mercado laboral con los trabajadores con derechos adquiridos, al campo con la ciudad, a los licenciados con los analfabetos. Mientras los oprimidos y los explotados se centran en sus aparentes diferencias, dejan indemne al enemigo común.

La segunda gran arma de los defensores del Capital es menos pregonada, pero no menos eficaz. Es el constante cambio semántico del discurso dominante, que impide la cristalización de una conciencia colectiva. Mientras que las ideas centrales de los explotadores (sus intereses) permanecen inalteradas a lo largo de muchas generaciones, el vocabulario utilizado para expresarlas cambia regularmente. Mientras que las ciencias en general y la economía política en particular buscan estabilizar sus signos, construir un vocabulario permanente que permita a la comunidad científica mantenerse cohesionada y dialogante, evitar alimentar malentendidos, transmitir un vasto cuerpo de conocimientos estables y aforados generación tras generación, el Capital busca hacer exactamente lo contrario: cambia regularmente los símbolos significantes a través de los cuales presenta su relato histórico y su proyecto de sociedad. Este torbellino semiótico tiene un efecto desorientador en el campo popular, que necesita mucho tiempo para: 1) comprender el núcleo del proyecto capitalista; 2) generar una narrativa alternativa y unificadora; 3) organizarse en torno a sus propios intereses y actuar sobre la realidad social. Por regla general, cuando estos tres tiempos están cerca de la madurez y a punto de producir un efecto movilizador, el Capital toma la iniciativa de efectuar un cambio de vocabulario y de narrativa, dejando al campo laboral2 completamente desorientado. Esto no tendría por qué ser así si el campo de los oprimidos fuera capaz de tomar la iniciativa y relegar a la patronal a una posición defensiva, pero desgraciadamente es lo que ocurre en la inmensa mayoría de los casos históricos. La cuestión de la iniciativa es crucial en el juego de fuerzas entre explotados y explotadores.

Dicho así, puede parecer que se trata de cuestiones puramente teóricas, alejadas de la realidad cotidiana. Sin embargo, cuando confrontamos esta teoría con algunos ejemplos prácticos, vemos que se trata de algo muy aterrizado, que atraviesa constantemente nuestra vida cotidiana.

Así, por ejemplo, vemos que cada 10 o 15 años cambia la semántica dominante respecto al sistema de deuda. En 2011, los portugueses fueron aplastados por un discurso que justificaba el brutal endeudamiento del país en beneficio exclusivo de una ínfima minoría (los banqueros). Este discurso se basaba en la idea de que todos, incluidos los más miserables, habíamos gastado demasiado, que los servicios sociales estaban causando un daño insoportable, que la evolución demográfica hacía insostenible el sistema de pensiones contributivas, etc. Era el discurso de la culpa, para hacer que la gente se tragara la píldora. Tuvieron que pasar casi 10 años para que algunos sectores de la población empezaran a entender que los contratos de deuda impuestos por la Toika (celosamente guardados de la vista del público) establecían expresamente que los préstamos sólo podían utilizarse para recapitalizar los bancos, y que el país sería severamente castigado si se atrevía a utilizar esos fondos para fines sociales; que la evolución de la pirámide de edad no reduce el número de personas disponibles para trabajar y, por tanto, para sostener el sistema de pensiones contributivas, sino que, por el contrario, lo aumenta (lo que debilita el sistema contributivo es el desempleo y los bajos salarios, no la edad media de las personas); que la cuestión de las pérdidas y ganancias no se plantea en absoluto en relación con los servicios sociales (sanidad, educación, cultura, vivienda, enseñanza, saneamiento, atención al vecindario, etc.), por la sencilla razón de que estos servicios no necesitan tener un valor de cambio para existir, sino que tienen siempre un valor de uso muy elevado, un valor vital.

Cuando esta conciencia comenzó a tomar forma, el discurso dominante cambió repentinamente de forma. El juego volvió a la casilla de salida y ahora hay que reiniciar la deconstrucción del discurso dominante.

¿Se han arrepentido las potencias europeas de la austeridad?

En numerosos pasajes del MRR y de los PRR parece haber una especie de mea culpa implícita en relación con el discurso anterior, que pretendía justificar el endeudamiento ilegítimo y las medidas de austeridad. Así, por ejemplo, la construcción de la futura resiliencia en el sector de la salud implicaría ahora una revitalización de los servicios sanitarios... previamente destruidos por las medidas de austeridad neoliberales.

¿Es realmente así? ¿Lamentan realmente las autoridades europeas y nacionales haber socavado los servicios de salud pública, destruyendo la capacidad de recuperación, por ejemplo, ante una pandemia inesperada..., haber debilitado los sistemas públicos de educación, de investigación científica, de comunicaciones, dejándonos sin poder aprovechar plenamente la era digital..., haber promovido la explotación salvaje del medio ambiente y de los recursos naturales? Como el campo popular no ha tomado la iniciativa (con algunas excepciones en materia de medio ambiente y cambio climático), ahora se ve obligado a reiniciar un largo proceso de deconstrucción de la narrativa dominante desde cero.

Un nuevo vocabulario que oculta nuevos y más amplios procesos de endeudamiento

Como ya se ha dicho en la presentación de este dossier, nos enfrentamos a la creación de nuevas formas de endeudamiento aún más vastas y abrumadoras que aquellas a las que estábamos acostumbrados. Desgraciadamente, las nuevas formas de endeudamiento se nos presentan a través de una semántica engañosa, que hábilmente llama subsidios al proceso de endeudamiento.

Temas dominantes en el MRR Ocurrencias

dever

186

resiliência

91

recuperação

91

plano

86

comissão

74

estados_membros

71

financeiro

69

UE

67

mecanismo

59

execução

51

europeu

45

medida

40

apoio

39

regulamento

36

investimento

36

incluir

36

objectivo

35

social

34

reforma

33

estado_membro

33

assegurar

33

forma

32

económico

29

conselho

28

avaliação

28

presente

26

contribuição

26

abrigo

26

prazo

25

efeito

25

nacional

24

causa

22

acordo

22

digital

21

matéria

20

caso

20

base

20

apresentar

20

Tabla 1: (Nota: no ha sido posible, por el momento, realizar la lexicometría del MRR en la versión castellana. Así que tenemos que trabajar aquí con el vocabulario portugués.)
Lemas activos predominantes (frecuencia >=20) en el MRR.3 Llama la atención que en esta lista de ocurrencias de los 38 lemas principales sólo encontramos 4 verbos (es decir, 4 que denotan acción): dever, incluir, assegurar, apresentar. El lema «dever», que puede funcionar en portugues como verbo y como sustantivo, es absolutamente dominante, con el doble de apariciones que «recuperação» e «resiliência».

Los conceptos centrales del Mecanismo de Resiliencia y Recuperación

Dos de los temas centrales del MRR se expresan en el propio título del documento: «recuperación» y «resiliencia».

El concepto de resiliencia no es dudoso, ya que se define en el artículo 2 del Reglamento (UE) 2021/241 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12/02/2021, por el que se establece el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, y no se aparta significativamente del sentido común:

«"resiliencia": la capacidad de hacer frente a perturbaciones económicas, sociales y medioambientales o a cambios estructurales persistentes de una manera justa, sostenible e inclusiva»

Sin embargo, el concepto de recuperación, que también es fundamental en las directivas europeas, no está incluido en el conjunto de definiciones del artículo mencionado. Esto no es sorprendente, ya que la idea de recuperación va al centro de la cuestión: ¿recuperación de quién?4 Los intereses centrales en juego (los intereses de clase) se silencian cuidadosamente en todos los documentos de la Unión, como si nunca hubieran existido sobre la faz de la tierra.5

«El PRR es sin duda un plan de recuperación y resiliencia. Más exactamente, es un plan de recuperación y resiliencia del capital. [...] La verdad es ésta: el PPR, la recuperación y la resiliencia del capital, se hacen a costa de la miseria de los trabajadores y de la destrucción del trabajo organizado».6

Otra idea elusiva en los documentos de la UE relacionados con el MRR se refiere al origen de los recursos financieros. La mejor aproximación a esta cuestión se encuentra en el citado artículo 2, donde se definen los «Fondos de la Unión». Por desgracia, se trata de una definición tautológica (en resumen: los fondos de la Unión son fondos europeos que pueden definirse). Además, las tautologías son un vicio recurrente en el MRR.

Tenemos que rebuscar en otros documentos de la UE para encontrar pistas sobre la financiación del MRR. Estas pistas salen a la luz en una página de la UE titulada «The EU as a borrower – investor relations» (La UE como prestatario - relaciones con los inversores). Ahí vemos finalmente que se trata de un programa de deuda masiva a nivel de la UE.

Por supuesto, la idea de «fondos» está presente en los documentos relativos al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, no está totalmente oculta a nuestra vista, pero como nunca se define allí, ni se aclaran sus mecanismos reales, el ciudadano medio no se da cuenta de sus implicaciones. Para el ciudadano de a pie, la idea de «fondos» tiene que ver, sobre todo, los ahorros y las aportaciones solidarias. Pero estas formas de acumulación providente de recursos no tienen nada que ver con la explotación de nuestros semejantes; sólo sirven para la supervivencia personal o mutua.

Los «fondos» a los que se refieren los documentos de la UE son de un tipo muy diferente: son el resultado de la captación especulativa y usurera de recursos financieros, de la acumulación de capital con el objetivo específico de lograr el endeudamiento, es decir, el sometimiento político y la extracción de rentas (intereses) que pagarán los ciudadanos de a pie, en beneficio de una minoría ya privilegiada. «Fondo», en la terminología anglosajona y financiera (por ejemplo, Fondo Monetario Internacional), significa una operación de mercado financiero para alimentar una deuda presente o futura, pagada a costa del bien común.

Así es como un simple malentendido semántico puede convencer a poblaciones enteras de que el MRR busca el «bien común», cuando en realidad busca el bien de una élite financiera.

¿Mea culpa o pirotecnia?

Como ya he mencionado, el texto del MRR parece reflejar una renuncia implícita a muchas de las políticas neoliberales adoptadas anteriormente. Muchas de las propuestas y directrices presentadas en el documento equivalen a una vergonzosa admisión de los desastrosos resultados de la austeridad impuesta por las mismas autoridades durante el anterior ciclo político.

De hecho, en varios pasajes los considerandos del MRR advierten explícitamente:

  • los efectos nocivos de la debilidad de los servicios sanitarios públicos y la necesidad de reforzarlos;
  • el empeoramiento de la situación de las mujeres debido al empobrecimiento y la desorganización económica y social;
  • la necesidad de reequipar los servicios públicos de enseñanza e investigación, así como de aumentar el personal destinado a ellos y dignificarlo;
  • reforzar otros tipos de servicios públicos, como la atención de proximidad y otros mecanismos vinculados a la reproducción social;
  • restablecer la negociación colectiva;
  • reducir la precariedad laboral (no son estas las palabras utilizadas) y dar condiciones de estabilidad y dignidad a los trabajadores (fíjate bien: sin embargo, nunca se habla de derogar las leyes que desregularon las relaciones laborales y debilitaron la capacidad de negociación de los trabajadores);
  • desarrollar y adoptar soluciones digitales abiertas;
  • etc.

Cada una de estas afirmaciones choca con varios indicios que apuntan en la dirección contraria, es decir, que nos llevan a pensar que el supuesto mea culpa es, en realidad, una estratagema semántica. Intentaremos tratar este tema, componente por componente, en los restantes artículos de este dossier.

 


Notas:

[1] En este estudio utilizamos la aplicación Iramuteq para hacer la lexicometría de MRR y PRR. No somos expertos en la materia y, por tanto, no tenemos pretensiones de hacer un análisis lexicométrico refinado. Sólo pretendemos señalar pistas auxiliares para un análisis de contenido.

[2] La noción de trabajo debe entenderse en el sentido más amplio: incluye todos los tipos de trabajo, ya sea remunerado o no, voluntario o forzado, productivo y mercantil o no mercantil y vinculado a la reproducción social (y, por tanto, en su mayoría no reconocido y no remunerado). Por el contrario, la noción de Capital debe entenderse en el sentido estricto: se refiere a la acumulación de recursos sólo cuando sirve para explotar el trabajo de otros; la tienda de comestibles de la esquina, donde sólo trabajan los familiares del propietario, no es capital; el conjunto de recursos acumulados en un hospital público o en un departamento multimedia estatal no es capital.

[3] La frecuencia, en lexicometría, es sinónimo de «ocurrencias de un lema dentro de un texto».
Un lema es un término que denota una familia de palabras; el lema «invertir», por ejemplo, agrupa todas las formas del verbo que aparecen en el texto. Una frecuencia=7 para el lema «inversión» significa que la suma de las ocurrencias de las palabras inversión e inversiones es igual a 7.
Las formas activas son aquellos lemas/conceptos que se consideran más importantes en un texto determinado, es decir, capaces de producir significado en el contexto dado.
Las formas suplementarias son palabras que, aunque son esenciales para la construcción de oraciones, no se consideran portadoras de ningún significado en el contexto en cuestión.
Por ejemplo, las palabras Portugal, PRR, inverión y empleo se consideran formas activas; las palabras como, que, para, uno se consideran formas suplementarias, así como ser, estar, haver y ter, y no se cuentan.
Nota metodológica: todas las referencias directas a reglamentos y leyes se han sustraído de las tablas lexicométricas. Sin embargo, palabras como «bajo» (de «bajo la Resolución X») permanecieron en las tablas.

[04] El ejercicio de la política, que tanta gente parece tener una enorme dificultad para entender y definir, consiste simplemente en gestionar los múltiples intereses en juego en una sociedad. Por eso todas las cuestiones políticas, incluida ésta, deben empezar y terminar con esta simple pregunta: ¿quién? para quién?

[5] En rigor, este no es exactamente así.  Los documentos oficiales de la UE se refieren a veces a sectores específicos de la sociedad (mujeres, niños, inmigrantes, etc.). Pero hay que señalar que se trata de subclases, que remiten a las maniobras de división ya mencionadas, y que ocultan las grandes categorías sociales – en particular, la distinción entre Capital y Trabajo, entre explotados y explotadores. El efecto nocivo de esta ocultación de las grandes categorías sociales está perfectamente escalado, por ejemplo, en el manifiesto "Feminismo para el 99%", de Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya y Nancy Fraser, 2021.

[6] Adriano Zilhão, «O Que É o PRR e a Quem Serve a Bazuca?», Via Esquerda, 22/03/2021.

 

Fuentes y referencias

Consulte la lista general de fuentes y referencias de este dossier.

 
 

Índice de este cuaderno

El Mecanismo de recuperación y resiliencia
temas: Union Europea, MRR

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